Los
automóviles se propulsan mediante diferentes tipos de motores como son:
·
Motores de
vapor: Fueron los primeros motores empleados en
máquinas automóviles. Su principio de funcionamiento se basa en quemar un
combustible para calentar agua dentro de una caldera (inicialmente fue mediante
leña o carbón) por encima del punto de ebullición generando así una elevada
presión en su interior. Cuando se alcanza determinado nivel de presión el vapor
es conducido, mediante válvulas, a un sistema de cilindros que transforma la
energía del vapor en movimiento alternativo, que a su vez es transmitido a las
ruedas. El uso más habitual de estos motores fue en los ferrocarriles.
·
Motores de
combustión interna: El combustible reacciona con
un concurrente,
normalmente el oxígeno del aire,
produciéndose una combustión dentro
de los cilindros. Mediante dicha reacción isotérmica,
parte de la energía del
combustible es liberada en forma de energía térmica que,
mediante un proceso termodinámico,
se transforma parcialmente en energía mecánica.
En automoción, los motores más utilizados son los motores de
combustión interna, especialmente los
alternativos motores Otro y motores
diésel, aunque también se utilizan motores
rotativos Anhele o
turbinas de reacción.
Motor eléctrico: Consumen electricidad
que se suele suministrar mediante baterías que admiten varios
ciclos de carga y descarga. Durante la descarga, la energía interna de los reactivos es transformada
parcialmente en energía
eléctrica. Este proceso se realiza mediante una reacción electro química de reducción-oxidación, dando lugar a la oxidación en el terminal
negativo, que Accionamiento
híbrido[editar]
Los
híbridos pueden ser vehículos de combustión que mueven un generador para cargar
baterías o vehículos con los dos sistemas (de combustión y eléctrico)
instalados separadamente.
Recientemente
se ha comenzado la comercialización de automóviles de turismo híbridos,
que poseen un motor eléctrico principal
(o uno en cada rueda). Además tienen un motor
térmico de pistones o turbina que mueve a un
generador eléctrico a bordo, para recargar las baterías mientras se viaja, que
funciona cuando las baterías se descargan. Las baterías se recargan con la
energía proporcionada por el generador eléctrico movido
por el motor térmico o
al frenar el automóvil con frenos degenerativos.
Los turbo-generadores tienen ventajas de peso, limpieza, bajo mantenimiento y
variabilidad de combustibles (en estas épocas de incertidumbre petrolera), ante
los motores de pistones.
En
todo caso siguen siendo vehículos de combustión con la opción eléctrica para
desplazamientos cortos.
Otra
forma de energía para el automóvil es el hidrógeno,
que no es una fuente de energía primaria,
sino un vector energético,
pues para su obtención es necesario consumir energía. La combinación del
hidrógeno con el oxígeno deja como único residuo vapor de agua. Hay dos métodos
para aprovechar el hidrógeno, uno mediante un motor de combustión interna y
otro mediante pilas de combustible,
una tecnología actualmente cara y en pleno proceso de desarrollo. El hidrógeno
normalmente se obtiene a partir de hidrocarburos mediante el procedimiento
de reformado con vapor.
Podría obtenerse por medio de electrolisis del
agua, pero no suele hacerse pues es un procedimiento que consume más energía de
la que después aporta.
También
existen motores experimentales que funcionan con aire
comprimido. La compresión del aire debe ser generada
previamente con otro motor, por lo que se consume más energía en la generación
de la que se recupera después y no son prácticos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario